¿Qué es la Cloración Salina?…. y Su Mantenimiento
La Cloración Salina es un proceso mediante el cual se añade sal común (ClNa o Cloruro Sódico) a la piscina. Una vez tenemos la sal disuelta en el agua, ésta se pasa por el circuito de depuración donde se halla la célula del clorador, que genera una corriente eléctrica entre dos electrodos para producir la electrólisis del agua salada. En este proceso se separan los componentes de la sal y se obtiene Sodio (Na) y Cloro (Cl2) en forma de gas. Este Cloro en forma de gas se recombinará con el agua para formar ácido hipocloroso, que es el agente desinfectante para la piscina, exactamente el mismo producto que se obtiene añadiendo cloro líquido. El ácido hipocloroso desinfecta el agua de virus, bacterias, algas, etc. y después el Cloro vuelve a combinarse con el Sodio, repitiéndose el ciclo indefinidamente
Antes de abordar las ventajas e inconvenientes, vamos a explicar cómo funciona una piscina de agua salada.
A diferencia de una piscina donde echamos cloro directamente, en las piscinas de agua salada se emplean cloradores salinos, que aprovechan la sal para generar cloro.
Los cloradores salinos son dispositivos que se integran en el sistema de filtrado y aprovechan el agua salada para generar cloro gaseoso mediante electrólisis, el cual se disuelve de inmediato en el agua y la desinfecta.
Aunque el equipo tenga funciones y sensores para medir los parámetros del agua (cloro, sal, pH), es muy recomendable seguir midiendo el agua, al menos una vez por semana, y sobre todo siempre que notemos que el agua no está como debería.
Hay problemas que pasan desapercibidos durante días, y pueden ser muy graves, debemos hacer medición del cloro y pH con líquidos reactivos. Por ejemplo, si el pH está muy bajo, el agua está transparente, incluso aunque tenga muy poco cloro. El motivo es que una agua muy ácida, suele ser perjudicial para las algas, por lo que no se reproducen. Los problemas surgen cuando vemos que se van cayendo piezas de gresite, la piedra de las orillas o del suelo alrededor de la piscina va perdiendo capas de material, o la piel escuece, sobre todo en pequeñas heridas. El ácido ataca a la piedra, al cemento y sus derivados. Si el pH está muy bajo durante mucho tiempo, el agua erosiona todos estos materiales. Por lo tanto, una avería que provoque una bajada brusca del pH puede estar provocada por una sonda descalibrada, y el resultado puede ser tener que vaciar la piscina y hacer bastantes trabajos de albañilería. También hay casos donde resulta especialmente necesario medir el agua. Durante una ola de calor, donde el sol calienta más el agua, hay que asegurarse de que el clorador genera más cloro del que se evapora. Si el nivel de cloro desciende bastante, habrá que aumentar las horas de depuración, añadir estabilizador de cloro, o ayudar añadiendo un poco de cloro directamente al agua.
¿Cuáles son las pautas básicas para un correcto mantenimiento en una piscina de sal?
En piscinas con el agua muy dura, sobre todo si se usa agua de pozo, los sedimentos se adhieren rápidamente a los electrodos de la célula, por lo que hay que revisarla periódicamente y limpiarla cuando sea necesario.
Cuando no se trata correctamente al clorador salino, la consecuencia más habitual es que el agua no esté correctamente desinfectada. Esto provoca irritación en la piel si el nivel de cloro es muy alto, y algas cuando es demasiado bajo. El cloro alto es un problema muy serio porque afecta a la salud de las personas. Las algas provocan gastos en antialgas, cloro de choque, floculantes, oxígeno activo, o cualquier producto químico que deba añadirse al agua. Si no se eliminan rápidamente, las algas pueden enraizar en las paredes, provocando que el cemento se vuelva poroso y se desprenda. En caso de limpiar la célula incorrectamente o abusar de los lavados con ácido, el electrodo se dañará, y será necesario sustituir la célula, que es por norma general la pieza más cara del equipo.
El regulador de pH mide el agua e inyecta ácido cuando es necesario. Si la instalación tiene aire, la sonda que mide el pH se daña con rapidez. Otra consecuencia es que la sonda no de un valor correcto. El equipo puede interpretar que el pH del agua es mayor o menor, inyectando ácido cuando no debe, y viceversa. Esto puede ocasionar que el agua alcance valores de acidez extrema, que prácticamente disuelva los materiales de la piscina. Una avería típica en los reguladores de pH es la fuga de ácido por algún tubo o pieza dañada. El ácido cae al suelo, quemando el material de obra. La fuga de ácido también genera gases corrosivos que oxidan los metales cercanos, sin olvidar el riesgo para la salud que supone inhalar estos gases. Si no se resuelve a tiempo, el ácido puede corroer cualquier cosa, como la propia bomba dosificadora.